En Burgos habiamos dejado una fría noche de Enero, pero el amanecer en Frigiliana, bajo una lluvia suave , daba la sensación de primavera, el campo verde pletórico, las montañas recortadas por el resplandor del sol que se asomaba timidamente, el mar a nuestros pies , en la lejanía y de frente la blancura de este pueblo maravilloso , de mi pueblo ,Frigiliana, ni siquiera la lluvia rompía la armonía , el embrujo de este paraje, dónde iría creciendo el sueño.
Esa misma tarde firmé la compra del terreno, esto si que fue amor a primera vista !
Gracias Fernando por acompañarme en este sueño.